DRONES HOY Y MAÑANA
Por Carlos Pérez Aquino
La posibilidad de observar y destruir blancos a distancia mediante vehículos aéreos (en menor medida terrestres o marítimos) no tripulados (Drones) es una realidad que venimos advirtiendo en los escenarios de conflictos contemporáneos con una presencia y efectos cada vez más relevantes. Su utilización en la lucha contra el terrorismo librada por los EEUU y aliados, en Israel, en Siria, Libia, así como en estos días en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán los ha puesto en el primer plano internacional.
Sin dudas, contar con medios que suplan las limitaciones físicas y psicológicas del ser humano los convierten en un medio de combate muy atractivo. Por otra parte, la natural aversión al riesgo de nuestras sociedades, privilegia el empleo de una máquina por sobre la presencia física del ser humano.
El empleo de drones, es un recurso sumamente valioso para las guerras contemporáneas. Su uso está muy difundido variando la tecnología en términos de autonomía, carga de pago, sensores y armamento. Los más evolucionados incorporaron, incluso, misiles aire aire.
De hecho, constituyen un recurso esencial para las operaciones militares contemporáneas, en sus variedades y múltiples propósitos, dejando de ser un medio exclusivo de las potencias más desarrolladas. En su artículo del Global Strategy Report, 31/2020[1], José Luis Calvo Albero afirma que una de las lecciones aprendidas de los últimos conflictos en Oriente Medio es que el uso masivo de Sistemas Aéreos no Tripulados (UAS), popularmente conocidos como drones aéreos, ha dejado de ser una exclusiva de las grandes potencias, y se ha generalizado incluso entre los actores más humildes. Son algo que se está convirtiendo en un requisito indispensable para cualquier fuerza armada que pretenda hacer un papel digno en un campo de batalla moderno.
Su empleo requiere su integración con todos los recursos disponibles en el campo de combate. Este sistema, que siempre se articula, es particularmente visible en los conflictos en los que se emplean estos medios en el marco de operaciones militares en un Teatro de Operaciones. Los medios de Artillería, Guerra Electrónica, Sistemas de Observación e Inteligencia (ISR), entre otros, contribuyen al éxito de su empleo.
Hoy se trabaja en ejercicios y pruebas para alinear la inteligencia artificial, sistemas autónomos y robots para acelerar los tiempos de entrega de la información obtenida por los sensores a los disparadores. Se combina la información recibida de los satélites de órbita baja, los drones y los sensores terrestres. En este proceso la inteligencia artificial, analiza la información recibida y determina los blancos, reteniéndose la intervención humana para supervisar el proceso[2].
Lo que en tiempos de las Guerras del Golfo I y II, tomaba decenas de minutos para identificar y batir un blanco, con los medios actuales se debe completar en menos de 20 segundos.
Una duda que se planteaba respecto de la capacidad de supervivencia de los drones frente a la interferencia (Jamming) y a la Defensa Aérea de alguna manera se ha aclarado. Las bajas producidas, si bien pueden ser altas, están por debajo de lo esperado siendo la relación costo beneficio sumamente positiva. El solo pensar que, en caso de aeronaves tripuladas, las bajas se traducen en muertes o captura de tripulantes, exime de todo comentario.
La experiencia que se está recogiendo en términos de evaluaciones de rendimiento, integración sistémica, complementación o reemplazo de misiones tripuladas, entre otras, en Libia, Siria, Afganistán, Irak, Israel y ahora en Armenia y Azerbaiyán, con una extensísima variedad de drones, tanto de uso militar o de uso civil, estadounidenses, rusos, turcos, iraníes, israelíes, chinos, con distintos costos y prestaciones, es de un valor importantísimo.
Mirando el presente y futuro
La Inteligencia Artificial de por sí es considerada una tecnología disruptiva y tal como se señala para el caso de los drones, no es exclusiva de los países más desarrollados.
El reemplazo de los pilotos en aeronaves de combate avanza con inteligencia artificial en sistemas desarrollados en las grandes potencias en las que confrontan y vencen, por medio de algoritmos, a un piloto humano en simuladores.
Arquilla y Ronfelt de la Corporación Rand que describieron la llegada de las Guerras en Red[3] en 1996, actualizan su desarrollo teórico con la inclusión de robots. Dicen que enjambres de robots voladores (Drones) están por llegar y podrían cambiar la manera en que las guerras se combaten.
Amplían diciendo que los enjambres vienen en variados tamaños y formas y que la Agencia de Investigación de Proyectos de Defensa Avanzados de EE.UU[4]. (DARPA, por sus siglas en inglés), por ejemplo, ha estado trabajando en un programa que apodado Gremlins: micro drones del tamaño y forma de misiles, diseñados para ser lanzados desde aviones para hacer labores de reconocimiento sobre amplias regiones.
El debate normativo
El debate que se da desde el punto de vista normativo habla de la aplicación de los principios necesidad y proporcionalidad. De acuerdo a Alejandro Chethman[5], el surgimiento de nuevas armas o sistemas de armamento en general ha dado lugar a un escrutinio jurídico y moral pormenorizado. Las armas químicas, las armas nucleares, así como los aviones y los submarinos en su época, suscitaron un debate jurídico y político profundo acerca de sus usos permisibles o adecuados. Tal es el caso de los drones. En su análisis plantea que los Drones representan un avance gradual importante para los sistemas de armamento. A diferencia de otras formas de armas “remotas” o “sin riesgo”, permiten reducir significativamente el daño colateral. Esto los vuelve un recurso valioso cuya influencia tanto desde el punto de vista táctico como estratégico sólo cabe esperar que crezca en el futuro. Además, estas características parecerían tener consecuencias importantes para la permisibilidad ad bellum del uso de la fuerza, ya que cualquier uso de la fuerza mediante Drones representaría una amenaza de daño colateral mucho menor para todos aquellos que no son moralmente pasibles de ser atacados, respecto de otros sistemas de armamento disponibles. Amplía diciendo que los Drones expanden las opciones disponibles para los beligerantes del siguiente modo: a) mejoran la capacidad para verificar el carácter de un blanco antes de atacarlo (y así reducen los ataques contra los blancos civiles); b) permiten “evaluaciones más refinadas de los daños colaterales probables a civiles y a bienes de carácter civil”; y c) reducen la necesidad de volver a atacar a los blancos.
En el caso del empleo de drones con Inteligencia Artificial, en Drones o Robots, puede implicar la resolución de situaciones que pueden determinar el uso de fuerza letal por medio de algoritmos. Hoy surgen las voces que claman por un control humano significativo en capacidad de aplicar los principios de distinción y proporcionalidad. Sin dudas el análisis de la información es mucho más rápido por estos medios que por el ser humano. El planteo se centra en que el ser humano retenga la decisión.
Desde mayo de 2014 las Naciones Unidas se han visto involucradas en el debate internacional sobre el desarrollo de las Sistemas de Armas Letales Autónomas (LAWS por sus siglas en inglés), también llamados “robots asesinos”. Izumi Nakamitsu, Subsecretaria General y Alta Representante para el Desarme apunta que las nuevas tecnologías “están dando lugar, muy rápidamente, a nuevos métodos y medios de guerra con potenciales consecuencias indeseables o poco claras”. Señaló la responsabilidad y la necesidad de “construir consenso sobre entendimientos comunes respecto de los posibles límites en el grado de autonomía e el uso de fuerza letal”[6].
El futuro que avanza a paso firme y sin dudas en dirección de drones y robots con inteligencia artificial. Por más que se pretenda prohibirlos, tratándose de medios de uso tanto civil como militar su limitación es, lamentablemente, impensable. Un compromiso ético en el marco de la ONU como los que surgieron con los acuerdos y tratados para el control de armas sería una posibilidad.
Mientras tanto
El desarrollo de estos vectores tiene una corta pero importante historia en nuestro país. Sin dudas la tecnología y la capacidad de nuestros científicos puestas a disposición de un desarrollo de estas características permitirá que nuestro país disponga de estos medios que son de uso dual, es decir, civil y militar.
La clave de este desarrollo será la capacidad de integración de recursos, sumando a los sensores ya sean terrestres, aéreos o satelitales, los recursos de la inteligencia, la guerra electrónica y los cibernéticos. Operar en los ambientes actuales implica disponer de estos medios, como también poder defendernos de ellos.
El esfuerzo de Investigación y Desarrollo tanto de los Drones como la Inteligencia Artificial, y los sistemas integradores, debe colocarse por encima de las jurisdicciones de un gobierno, pasando a la calidad de Proyectos Estratégicos con recursos especialmente asignados.
El resultado serán medios que sin duda estarán cada vez más presentes en la vida diaria como también en los conflictos del presente y eventuales del futuro.